sábado, 15 de septiembre de 2007

02-003

Georgy Ligeti es uno de los grandes compositores del fin del siglo XX. Tal vez el músico que pudo llevar lo paradojal al terreno mismo de la música elaborando con todos los materiales de la masa musical un destino posible. En sus inicios, como hombre de su tierra y a la altura de sus maestros, buscó en las raíces del suelo que lo acogía los elementos para su composición. Que sean folclóricos o inventados poco importa, puesto que es el montaje ficcional quien responde por un origen siempre incierto. El caso es que se escucha algo de eso, llámenlo folk, nativo, refugio de cierta identidad, tradición o como se lo llame.
El joven Ligeti al exponer su producto bajo la forma doble de una Balada y danza recibió dos mensajes contradictorios entre sí, pero coexistentes. Desde su residencia –la Europa del Este como le decían- lo que se escuchaba en la obra era un contenido occidental y vanguardista inepto para los ideales en curso. Desde la Europa occidental en cambio lo que se escuchaba era algo caduco, poco innovador y por ende nada interesante. De uno o del otro lado la desconsideración no tardo en llegar, aunque basada en argumentaciones opuestas. ¿En esta paradoja de lo que se escucha se habrá inspirado el Ligeti adulto para componer su obra?

La Balada y danza para dos violines está escrita para dos violines (2). Ya explicamos que no siempre 1+1 es 2, aclaramos que no resulta ser el mismo 2. En este ejemplo cada instrumentista no se apoya necesariamente en el otro, las melodías se entrecruzan sin orden de prioridad. Nos es el mismo 2 que en el ejemplo de 002-02 Es un dúo, valga la redundancia, de dos independientes. Primero la balada sugestiva, paisajista y luego la danza, de carácter más decidido.

Escuchemos

No hay comentarios: